LA VIDA ES ESCALAR. EL RESTO ES LO QUE NOS PASA ENTRE VÍA Y VÍA

lunes, 17 de febrero de 2014

ASAC

Ya que estamos con el rollo este de la seguridad y los accidentes, ¿os habéis preguntado alguna vez por la resistencia de los materiales que empleamos cada vez que vamos a escalar?.  Yo no. 
Pero ya que estamos, ¿cuánto aguanta esa reunión de la que nos estamos descolgando, o el anillo ventral de nuestro arnés?. ¿Cuál es la distancia mínima que debemos guardar con respecto a nuestro compañero de cordada, si ha desayunado tostadas con muchísimo ajo?. ¿Afecta la halitosis sabor ajo a la resistencia de nuestra cuerda?. ¿Debería jubilar las cintas exprés que me compré hace 20 años?

A resolver todas estas dudas y otras muchas cosas que no son dudas pero les entretiene mogollón, se dedica el magnifico equipo de personas humanas y semi humanas que componen ASAC FORMACIÓN. Son tantos y tan buenos profesionales, que enumerar sus nombres nos llevaría horas y horas. Así que paso. Por poner sólo un ejemplo, mencionaré al señor Curro Martinez, al que se puede considerar sin riesgo a equivocarnos alma mater de este proyecto. 

Pretendíamos incluir algunas palabras suyas, pero ha sido imposible localizarlo, más que nada porque no lo he llamado. Pero seguro que estaba haciendo algo con sus cacharritos. 

Entre sus últimos trabajos se encuentran un interesante estudio sobre los arneses de escalada publicado recientemente en la revista Escalar nº90:



Y otro no menos interesante sobre la resistencia de los anclajes más comunes utilizados en este deporte, que podéis leer en la página web de la revista Desnivel: 
Ya lo dice ese famoso dicho: "tienes más peligro que el Curro con un tractel"


Página web de ASAC: http://asacformacion.com/

Y en Facebook: 

miércoles, 12 de febrero de 2014

SEGUNDA PARTE DE LA CUARTA PARTE, VII. Anexo 1.a

Como os dije la semana pasada, aquí va el relato del asegurador:

Es un sitio como este fue el accidente, con sus rocas, sus árboles y sus cosas de campo.


Accidente en Benaocaz. Sierra de Grazalema. Cádiz.

Fecha: 24-11-2012
Lugar: Benaocaz.
Edad escalador: 38
Tiempo de práctica escalador: 20 años.
Edad asegurador: 39
Tiempo de práctica asegurador: 15 años.

Descripción de los hechos: después de hacer un par de vías en la sección derecha del sector, nos dirigimos a la parte central, justo antes de la zona con desplome. En una placa inicialmente tumbada, se abren dos vías que luego se complican más arriba. La sección inicial es un trepadero, algo descompuesto a la derecha, por donde la vía no pasa...

La hago yo de primero. Recuerdo tierra mojada de las lluvias de los días anteriores. La roca estaba bien, adherente, aunque con zonas de tierra y roca. Conforme escalo procuro no salirme de la línea de la vía hacia la derecha, ya que es la parte más rara. Tiro arriba y fuera.

Mi compañero se piensa si hacerla de primero o de segundo. Le explico un poco la parte de arriba, un 6b con un diedro a izquierda y una placa en medio... y decide darle de primero.

Él no lleva casco. Yo si lo llevo (asegurando y escalando). Me acerco a la pared y le aseguro de pie. Conforme va subiendo me alejo un par de metros de la pared

Comienza la sección tumbada y a unos 9 o 10 metros del suelo, mi compañero grita y se trae literalmente en la mano el bloque sobre el que estaba subido... tamaño bastante grande. Digo subido porque no es que lo cogiese con una mano y se le fuese el canto, sino que estaba con las manos sobre la arista superior y los pies en el mismo bloque.

Este bloque se encontraba un poco (sólo un poco) a la derecha de la vía. No puede considerarse que estuviese “fuera de la vía”.

La última chapa estaba a unos 3 metros por debajo. Yo peso 60 kg, él creo que andará cerca de los 75. Al caer, su peso y la caída me impulsan con fuerza contra la pared y en esos segundos veo como él rebota por toda la pared y cómo el peñasco se desmorona en un montón de trozos, algunos más grandes que otros. Los más grandes quedaron del tamaño de una cabeza.

No llega al suelo, se queda a poco más de 3 metros pero bastante conmocionado con los golpes. Me asusto porque esta colgado sobre la cuerda (tipo el grito de piedra) y hace intentos de incorporarse pero no puede. Yo me he dado un golpe en el pie derecho contra la pared y mi casco ha volado (¿? supongo que no estaría bien puesto el barbuquejo o como se llame eso). Miro atrás donde estaba asegurándole y está lleno de piedras del peñasco que se trajo de la pared.

Le pregunto cómo está; tarda en recuperar la cabeza y lo bajo. Se ha dado un golpe fuerte en el pie (izquierdo creo). Por lo demás, poco más. Aunque la cuerda tiene un bocado muy feo a unos dos metros del nudo de encordamiento. Entiendo que fue la caída del peñasco la que hizo la mella en la cuerda.

Al final fue un susto, pero nos quedamos fríos del susto, aparte de las mínimas lesiones que nos llevamos a casa.

El pie de vía es estupendo para ponerse a ver, charlar o lo que sea. Fue una suerte que sólo estuviésemos los dos escalando, porque si llega a haber alguien abajo se lleva la piedra fijo. Y podríamos haber salido de allí de otra forma muy distinta...

Posibles causas: para mí, la principal causa es no haber sabido leer la vía, en el sentido de que estaba claro que hay una sección un poco más descompuesta, además de fácil. Nos metimos en ella cuando días antes había estado lloviendo (varios días seguidos) con lo que eso implica para la roca y las zonas menos compactas. Y quizás en esas condiciones habría que tantear un poco la calidad de la roca por donde vas a pasar

Consecuencias: por mi parte un golpe en el tobillo que no tuvo más consecuencias. Para el escalador, un esguince y alguna otra cosa más.

Cómo evitar esto: aumentando la prudencia en situaciones en las que la roca pueda dar sorpresas, como zonas más descompuestas o menos compactas, tras lluvias abundantes, etc.
También habría que dar un toque de atención a los equipadores, para que sean conscientes de que la vía no es únicamente poner chapas, sino que el trabajo de limpieza y retirada de posibles bloques también forma parte del equipamiento.
Semanas más tarde me encontré con algunos de los equipadores de la zona y tras contarles la historia la respuesta fue, poco más o menos que: “unas veces les toca a unos y otras veces a otros”.

Tócate los huevos con la respuesta.

Sin más, que hoy no tengo ganas de escribir. Que me dijeron el otro día que alguien iba a publicar un libro con una recopilación de accidentes de escalada deportiva, y acabo de leer en Internet que ya ha salido el libro. Y por lo que cuenta el hombre, es lo mismo que lo que yo estaba haciendo. Ma cortao tol rollo, caniho.
Y ahora no sé si seguir con esto o volver a escribir guiones para pelis porno. En fin, me voy a echar una siesta, a ver si me aclaro un poco.

jueves, 6 de febrero de 2014

PRIMERA PARTE DE LA CUARTA PARTE

Otro clásico: rotura de un canto y el consiguiente vuelo. 
A diferencia del primer accidente que publicamos (qué pasa Curro, aquí también somos mogollón de gente...), este es escalando y no en un trepadero de acceso a la vía.

Lo que pasa es que en cuanto a rotura de cantos, hay una gran diferencia entre romper una regleta de primera falange con la chapa en la cara, o traerte un bloque del tamaño de una lavadora con la última chapa a tomar por culo. Este accidente es del segundo tipo.

En esta ocasión, tenemos la oportunidad de conocer los hechos desde dos puntos de vista: el del escalador y el del asegurador. En primer lugar, vamos a leer cómo lo cuenta el escalador. En el próximo post, veremos cómo lo vivió el asegurador. Lo mismo ni coinciden.

El texto está tal cual me lo han mandado ellos. Tan sólo he eliminado el nombre de los escaladores y el del sector, porque tengo entendido que no está permitido escalar allí y es mejor no darle mucha publicidad. Creo que a esos sitios, algunos los llaman Secretivos. Pero eso, como diría mi amigo y futuro Psicólogo Kapote, es un tema.

Accidente en Benaocaz. Sierra de Grazalema. Cádiz.

Fecha: 24-11-2012
Lugar: Benaocaz.
Edad escalador: 38
Tiempo de práctica escalador: 20 años.
Edad asegurador: 39
Tiempo de práctica asegurador: 15 años.

Descripción de los hechos: el primer escalador prueba la vía, va sacando todos los pasos, hasta que se detiene en el paso de la vía. Justo por encima del bloque desprendido. De hecho se posiciona sobre el bloque para intentar superar esta parte del muro. Lo consigue y finaliza la vía.
Y luego habrá gente que se apunte la vía a vista

Se procede al intercambio de posiciones y el asegurador pasa a escalar y desmontar la vía. Aunque la vía discurre a lo largo de un diedro, tiene dos partes diferenciadas.

La primera parte es un plano tumbado, muy fácil de escalar sin apoyo en el diedro, con una serie de chapas muy alejadas entre sí. La segunda, es una parte de muro vertical, que termina en salida de techo con posición abierta a diedro. Con chapas más cercanas entre sí. De hecho la dificultad de la vía recae en esta segunda parte.

Cuando el segundo escalador grapa la tercera o cuarta chapa, deja atrás el plano tumbado y empieza la parte más vertical, en este tramo percibe lo que parece una barriga-laja con cantos laterales de mano derecha muy buenos, que culminan en cazos superiores horizontales.

Al intentar superar la especie de barriga-laja, traccionando de manos en los cazos superiores, y subiendo la pierna izquierda para superar esta laja, se desprende.

Percibo una sensación extraña, ya que aunque yo estoy haciendo fuerza para subir, veo como la pared se aleja de mí. Lo siguiente que hago es mirar a la izquierda y veo como la piedra a la cual estoy agarrado se desprende de la pared, a su izquierda se desprenden dos bloques más.
En ese instante pienso que un bloque tan grande me puede aplastar y me lanzo a la derecha. Hago un vuelo de unos dos o tres metros hasta que impacto con el pie izquierdo, sobre la piedra y un árbol que hay a la derecha.
Mientras tengo la sensación de que a mi espalda ha ido cayendo un bloque a mi vez. La siguiente sensación es que algo tira de mi hacia la izquierda, me vuelca y golpeo con cabeza y espalda contra la pared. Puedo llegar a ver el suelo, ya que mi cuerpo está de cara al mismo. Vuelvo a girar: golpe de codo y rodilla, y caigo otros dos metros en postura horizontal, mientras veo que el bloque ya se ha roto en varios pedazos que caen abajo.
No logro ver al asegurador, ya que con mi vuelo, lo he arrastrado contra la pared, y esta encajonado en el diedro. Si veo como las piedras le pasan por encima.
Cuando al fin la cuerda me ha parado la caída, no puedo respirar bien, ya que el golpe en la espalda me ha entrecortado la respiración. Pienso en no perder la consciencia por el golpe en la cabeza, e intento comunicarme con el asegurador. Al cual le hago gestos para que me baje.

Me pide que me estabilice, e intente incorporarme. Me baja cuando la situación parece que se ha calmado, y puedo hablarle mejor. Ya en el suelo, cada uno reacciona de forma diferente, a mi me da un ataque de risa y él esta como bloqueado.

No puedo ponerme de pie, ya que el tobillo no lo siento, ni me responde. El sufre un fuerte impacto en la rodilla. Y las demás escaladoras se acercan a ver qué ha pasado, ya que han escuchado el estruendo.

Con el transcurso de los minutos, vamos examinando lo que ha ocurrido, el estado de la cuerda (que ha recibido  un corte por la piedra en la camisa), y los trozos de piedras caídos.

La caliza esta reblandecida, muy porosa y muy húmeda. Las lluvias fueron hace días. En la pared se observa una gran mancha de tierra en la posición de la piedra.

Con otro asegurador distinto, el primer escalador pasa a desmontar la vía, y nos vamos. No llamamos a Guardia Civil, ya que en principio podía salir por mis propios medios.

La suerte que tuvimos fue la suma de varios factores, la vía discurría por un diedro en diagonal a la derecha, con lo que el desprendimiento, cayó a la derecha y por encima del asegurador. No había espectadores. No había chapas en el bloque desprendido, que hubieran podido romper la cuerda, o arrastrado al suelo, con consecuencias mortales.

En la foto anterior a la caída se puede observar de lejos, como en realidad era una laja con una fisura, a través de la cual entro agua entre la piedra y la pared a la cual estaba soldada.

Posibles causas: reblandecimiento de la piedra caliza por efecto de las lluvias, hinchamiento y expansión del material arenoso acumulado de la grieta y posible efecto cuña de raíces de plantas.

Consecuencias: ruptura y desprendimiento del bloque de piedra, cuando sufrió una tracción por parte del escalador. Afortunadamente sin víctimas mortales, solo una luxación de tobillo, y politraumatismos por el cuerpo.

Cómo evitar esto: es difícil de buscar un remedio en la dinámica erosiva de las rocas. Pero por  rascar, el equipador debería de haber comprobado el estado de cohesión del bloque a la pared, al equipar la vía, y haberlo quitado. Limpieza más exhaustiva de la pared.

Desde mi punto de vista, y si ambos coinciden en que no se salieron de la vía (entendiendo por vía un espacio ra-zo-na-ble a ambos lados de la chapa), quizás en este caso se podría hablar de la responsabilidad de los equipadores.

Da la casualidad de que yo he escalado en ese sector un par de veces y he de reconocer que apreté el ojopatio como nunca en varias ocasiones para evitar derrames, por cómo y dónde estaban colocados algunos seguros. La impresión que me llevé es que ciertas vías tenían chapas que digamos, podrían mejorar su colocación.

Además está el tema de la limpieza. Como he escuchado muchas veces, equipar no es sólo poner chapas. Limpiar la pared es igual o más importante que colocar correctamente los parabolts. Mucho más en ese tipo de roca, con multitud de fisuras y bloques en apariencia estables. 

A continuación, un ejemplo de dos grandes profesionales del equipamiento y la limpieza en acción. Su lema podría ser: "Si es más pequeño que un coche y se mueve (o no), pa bajo".

Limpieza de las vías Ampthrax y Ébola, en El Chorro

Limpieza de la vía Mar de Fuego, el El Chorro

La experiencia es un grado a la hora de intuir qué cantos pueden partirse, pero la inmensa mayoría de las veces nos pilla desprevenidos, por mucha experiencia que tengamos. Otra razón más para llevar casco tanto asegurando como escalando, y para no ir a ciertos sitios con roca blanda después de las lluvias.

PD: agradecer al accidentado su detallado relato, su léxico impecable, su sintaxis exquisita y el trabajo de hacer y editar la foto para que entendamos mejor el accidente. Lástima que no escale igual que escribe. Sería un Máquina...